Quizás tengas una rizartrosis del pulgar y básicamente es el nombre que se le adjudica a la artrosis de la base del pulgar. Es una dolencia progresiva así que mientras antes la trates mejor.
¿Qué síntomas presenta?
Dolor en la base del pulgar, que puede incapacitar en tus actividades diarias. El dolor está presente también en reposo pudiendo resultar molesto incluso durante la noche.
Pérdida de fuerza: quizás cada vez te resulte más difícil abrir botes o realizar gestos de pinza con el índice y el pulgar, lo que supone una dificultad importante en tu autonomía y gestos tan cotidianos como escribir o abrir una puerta.
Deformidad: A medida que la artrosis de la articulación evoluciona y aumenta su grado, el dolor empieza a acompañarse de una deformidad conocida como “deformidad en hombro”. En esta se va produciendo una abducción del pulgar, el cual se va cerrando por debajo de la mano hasta que adquiere adquiere una posición que recuerda la de unas tenazas.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico lo realizará el médico mediante una exploración y en algunos casos una radiografía. La radiografía mostrará qué articulaciones están afectadas y cuál es el grado de progresión de la patología.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento se aplica fundamentalmente en pacientes que presentan dolor y se aborda principalmente mediante el uso de antiinflamatorios para aliviar esa fase de artritis o sinovitis.
También, puede estar indicado complemento alimenticios con colágeno, antiinflamatorios naturales como la cúrcuma, aplicación de frío/calor, dietas no inflamatorias, cirugía, etc. Se debe individualizar el tratamiento y ver evolución.
También están indicadas en estos casos el uso de muñequeras o férulas que nos inmovilicen el pulgar, especialmente durante la noche.
Es muy importante que el uso de la muñequera sea por periodos de tiempo cortos y puntuales, su uso prolongado puede provocar un debilitamiento de la articulación como consecuencia de la reducción de trabajo articular que acompañan y empeorar los síntomas.
No obstante lo más importante en estos pacientes es la realización de ejercicios que refuercen el estado articular de la mano.
Estos ejercicios favorecen el movimiento del líquido sinovial (líquido que lubrica las articulaciones y nutre el cartílago), de manera que permiten ralentizar de manera muy efectiva el deterioro articular y aliviando el dolor.
Entre ellos:
Tracción del pulgar: agarrando el pulgar con los dedos de la mano contraria traccionamos levemente durante 30 segundos, lo que permite aliviar la presión que sufre la articulación. Esta tracción se realiza tanto en la base del pulgar como en la articulación interfalángica (la que permite que doblemos el pulgar 90º)
Movimientos de flexión y extensión: ayudándonos de la mano contraria realizaremos movimientos de extensión y flexión del pulgar hacia el interior y exterior de la mano. Es importante que no busquemos llegar al punto de dolor
Movimientos de apertura y cierre: Con la palma de la mano apoyada sobre una superficie plana se realizarán movimientos de apertura y cierre del pulgar, moviéndolo hacia los otros dedos y hacia la muñeca
Pinzas: Consiste en tocar con la punta del pulgar la punta de los demás dedos de la misma mano, apretando durante segundos ambos dedos entre sí para fortalecer el movimiento de pinza. En los casos en los que la persona se vea capaz se puede intentar el mismo ejercicio tocando con el pulgar los pliegues articulares de los otros dedos. De nuevo, es importante evitar que sintamos dolor en la medida de lo posible.
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